martes, 24 de marzo de 2009

Un poco de lectura montañera

"Mal de Altura" de Jon Krakauer
Recomiendo que os animéis a leer el libro, me ha parecido bastante interesante y la verdad es que te hace plantearte agunas cosas, principalmente los problemas de la comercialización de la montaña. Por increible que parezca, para intentar hacer cumbre en el techo de la Tierra sólo hace falta dinero, nada más, sólo dinero.

Yo siempre había soñado con tener la oportunidad de en algún momento de mi vida poder estar en el campamento base del Everest. Ahora no sé si quiero ir, porque creo que encontrarme con una pequeña ciudad de nailon puede ser bastante desilusionante.

Ya sé que nadie podemos ponernos en la posición de decidir para quién es la montaña y para quién no, pero sin ánimo de ser "petarda", os diré que para mí la montaña con cuanta menos gente mejor.

Bueno, que me voy del tema, además de este libro también os dejo el título de "Everest 1996", que básicamente trata sobre la misma expedición que "Mal de altura", lo único que con una visión bastante diferente de lo que sucedió.

"Everest 1996" de Anatoli Bukreev

Una vez leídos los dos libros, detalles aparte, la sensación que se me queda es la misma. Esta claro que comercializar la cima del mundo trae muchos problemas. Por una parte la inexperiencia de mucha de esta gente adinerada y por otra los problemas de la competencia y de tener la presión de ser el guía que más clientes consigue llevar a la cumbre.

Creo que Sagarmatha recordó que en la montaña hay que ser humilde ante todo, y saber darse la vuelta aunque tengas la cima al alcance de la mano, que una vez que se llega arriba hay que bajar, y es aquí donde vienen los problemas.

Lo que esta claro es que ninguno de los dos guías (con varios ocho miles a la espalda) hicieron a sus clientes darse la vuelta a tiempo y eso fue el principio de la tragedia.

lunes, 23 de marzo de 2009

Os Ancares

Alternativa por si el puente de Mayo no se puede subir muy alto.



No es posible encontrar una comarca más singular y diferente que la comarca de Os Ancares, situada en la frontera entre Galicia y León. La vida en ella transcurre vinculada inseparablemente al difícil y frondoso territorio que la define, con fuertes pendientes y una riqueza forestal sin igual, salpicado de infinidad de cientos de pequeños núcleos de población, más concentrados en la zonas montañosas y más extensos a medida que se suaviza la orografía; todos ellos próximos, cómo no, a las áreas de aprovechamiento agrícola y de silvicultura. Las cumbres míticas para la memoria de los aficionados gallegos y leoneses al montañismo, los valles amplios con paisajes revitalizadores, surcados por ríos y riachuelos en constante sinfonía, la arquitectura popular, los restos históricos, las escenas y el ritmo de la vida rural hacen de Ancares no sólo una reserva natural, sino un espacio para experimentar el valor de lo auténtico.


La cadena de "Os Ancares" es probablemente el lugar de Galicia que más sorprende. mosaico de valles y montes que alcanzan en sus cotas máximas los 2000 m producen un relieve de incalculable valor para el amante de la naturaleza; senderos infinitos que se
entrelazan con riachuelos y cascadas que junto con su fauna y flora podemos evadirnos de lo cotidiano y sumergirnos en todo tipo de sonidos relajantes y placenteros. Desde Becerreá El punto de partida para entrar en Os Ancares es Becerreá, un pueblo situado en el kilómetro 459 de la carretera N-VI – que enlaza Madrid con A Coruña, una vez bajado el puerto de Pedrafita do Cebreiro si se procede de la Meseta, o a 42 km. de Lugo si se llega desde el Norte. Para disfrutar a fondo de Os Ancares es muy recomendable pasar alguna noche en el albergue o en los dos hostales existentes en San Román y en Piornedo. En cualquier caso, la ruta aquí propuesta puede realizarse tranquilamente aprovechando una jornada, puesto que se trata de descubrir un círculo de aproximadamente 130 kilómetros para regresar a Becerreá. Hay que proveerse de gasolina (y de tabaco los fumadores) antes de salir de esta villa, puesto que no dispondremos de gasolinera hasta Navia (kilómetro 100 aproximadamente del recorrido). Por la carretera que une Becerreá con Navia de Suarna, llegamos, a 9 Km a Liber. De este pueblo parten consecutivamente dos ramales a la derecha que se sumergen de lleno por los valles y estribaciones de la sierra para volver a confluir en la aldea de Degrada.
Son 40 Km si se toma el primer desvío, un itinerario bajo por Doiras y Cela, ó 33 Km si se toma el segundo desvío, que tras pasar por un paradisíaco refugio pesquero sigue hacia la capital del municipio, San Román de Cervantes (hay hostal y restaurante) y sube después por la carretera más alta de Galicia. Nada altera la paz infinita de los valles y las montañas. Naturaleza en estado puro y, muy de vez en cuando, el cruce de algún vehículo. Desde estas carreteras secundarias se accede, a veces por pistas sin asfaltar, a recónditas aldeas clavadas en las laderas. Los lugareños sobreviven básicamente del ganado, por lo que abundan los pastizales, al lado de grandes áreas de matorrales con brezales, xestas (ginestas), arándanos, carqueixas (carquesias) y piornos, especie de retama autóctona. Predominan los bosques de carballos (robles), algunos de ellos con cientos de años y con nombre propio. El viajero se encontrará también formaciones de castaños, tejos, fresnos, abedules, avellanos, pino de repoblación y acebos. En los valles, alisos, sauces y álamos. El número de ciervos que había en la reserva ha descendido de forma notoria al igual que, en menor medida, el de rebecos. En cambio, se observa una alta densidad de corzos y un número estable de lobos y de zorros. Abundan otros mamíferos como ginetas, gatos monteses, nutrias, jabalís, garduñas y quizás los últimos ejemplares gallegos de martas. En un paraje como Os Ancares son obligatorios los prismáticos para contemplar, por ejemplo, los vuelos majestuosos de águilas, halcones, azores, gavilanes, etc... con un poco de suerte podremos contemplar, en tierra, las evoluciones de algún urogallo, especie protegida y mascota de la reserva. Esta presumida ave, de mayor porte que el gallo, muestra una particular forma de ligar, haciéndole un curioso numerito a la hembra, una especie de danza a su alrededor. Siempre al amanecer y, por supuesto, antes de cubrirla.
Por Doiras Volvamos al itinerario. Por la ruta baja, la que va por Doiras y Cela, nos encontraremos uno de los escasos monumentos de esta excursión. La Torre de Doiras, de propiedad privada y no visitable en la actualidad, es un típico castillo roquero cuya estampa domina y singulariza esta parte de la sierra. Data del siglo XV y perteneció a señorío de Diego Osorio. En este castillo – cuenta la leyenda – vivía la doncella Aldara que un día desapareció misteriosamente. Pasados los años, un día, su hermano Egas abatió, mientras cazaba, un magnífico ejemplar de ciervo. Como no podía cargarlo, le cortó una pata, la guardó en el zurrón y se fue en busca de ayuda. Cuando quiso demostrarle a su padre el tamaño de la pieza, la pata había cobrado la forma de mano y lucía un anillo de Aldara. Padre e hijo acudieron presurosos y comprobaron con horror que el animal abatido por una ballesta en el corazón había recobrado ahora la figura de la doncella. Un encantamiento la había convertido en una cierva. Cercana a Doiras encontramos la aldea de Vilarello da Igrexia, en donde algunos estudiosos han situado el origen de la familia de don Miguel de Cervantes Saavedra. De aquí sería originario el segundo apellido del genial autor de Don Quijote de la Mancha, cuyo capítulo treinta y nueve – considerado autobiográfico – comienza con estas palabras: “En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje...”. Contemplar recortados en el horizonte los picos más importantes de Os Ancares: Pena Rubia, Tres Bispos, Crono Maldito, Mustellar, Cuiña (el más alto) y Miravalles. Por Cervantes y Sete Carballos Si llegamos a Degrada por la ruta alta, pasaremos al alto de Sete Carballos, un punto ideal para contemplar recortados en el horizonte los picos más importantes de Os Ancares: Pena Rubia, Tres Bispos, Crono Maldito, Mustellar, Cuiña (el más alto, con 1987 m.) y Miravalles. En Degrada convergen, las dos carreteras y enseguida aparece Campa de Braña, un cruce de caminos custodiado por dos mesones. Punto obligado de refrigerio y avituallamiento a 1.178 m. de altura. Desde aquí parte la carretera a Piornedo y un ramal de un kilómetro que sube al albergue, buen sitio para comer y dormir barato. Estamos en idóneos puntos de arranque para excursiones a pie. En este caso es muy recomendable proveerse de mapas adecuados, algunos de los cuales pueden conseguirse en el propio albergue. El recorrido en coche desde Campa da Braña a Piornedo (18 Km) es tan bello como sinuoso. La carretera discurre por ambas laderas del pequeño valle del río Ortegal. A dos kilómetros y medio de Campa da Braña veremos un sendero a la derecha que sube a la cercana Campa de Barreiro, donde está la Fonte dos Namorados y donde se celebra la fiesta el tercer domingo de julio. En esta misma ladera del valle del Ortegal la carretera pasa, antes de llegar a la orilla del río, por el Abesedo de Donís, la zona en la que tenemos más posibilidades de vislumbrar una pita de monte (urogallo). Cruzando el río por Ponte de Vales en una bella zona boscosa, remontamos la otra ladera en busca de Donis y Piornedo. Las pallozas tenían la gran virtud de aprovechar al máximo el calor para afrontar los terribles fríos invernales de la montaña. Ninguna guía que se precie deja de contar el día que la aldea de Donís entró en la historia por la puerta grande. Fue en 1873, cuando, hartos de la humillación de tener que pagar impuestos siendo pobres, los vecinos encerraron en una cuadra al recaudador de impuestos, al tiempo que declaraban la República Independiente de Donís. El desahogo duró el tiempo que tardó la Guardia Civil en liberar al funcionario y restaurar la unidad del Estado. Curva pronunciada a la derecha y una subida acusada pone al viajero en Piornedo. Las pallozas

Piornedo no es la única aldea en la que quedan pallozas, pero sí la más famosa. Las pallozas son cabañas prerromanas habitadas al alimón por humanos y animales y que estuvieron en servicio hasta hace sólo diez años. La pobreza y simplicidad de hace unos años es ahora visitable por un precio simbólico. Alguna palloza se ha convertido en museo etnográfico y otras son mostradas por los vecinos. Se conservan tal cual, con los cachivaches que para el viajero estándar corresponden al tiempo de la abuela, pero para los habitantes de Os Ancares fueron medios de vida hasta ayer mismo. De estructura circular u oval, las pallozas tenían la gran virtud de aprovechar al máximo el calor para afrontar los terribles fríos invernales de la montaña. Ni siquiera se les habilitaba chimenea, porque se consideraba benéfico el humo de la lareira que, en todo caso, iba filtrándose por la cubierta vegetal. Únicamente los padres disponían de habitación independiente. Ahora Piornedo ofrece un hostal moderno y también cantina con alojamiento con categoría de turismo rural.

Desde Piornedo tenemos la opción de regresar por la misma ruta al punto de partida o contemplar el círculo propuesto al principio pasando por las aldeas (leonesas) de Suárbol y Balouta – también con pallozas – y después, siguiendo una bonita carretera por el cañón del río Balouta, salir a Rao y a Navia de Suarna, municipio de 2.000 habitantes que, desde hace décadas, viven bajo la espada de Damocles de un proyecto para construir un embalse, en cuyo caso el pueblo quedaría anegado. La foto de Navia ha de encuadrar su puente medieval, de gruesos muros, a los pies de lo que fue el castillo de los Altamira. Una sinuosa carretera une esta localidad con Becerreá (29 km) siguiendo el curso del río Navia, con numerosos cotos pesqueros y lugares para el paseo, si es que al cabo de una jornada tan intensa quedan ganas y fuerzas.



http://www.ancares.info/web/index.asp
http://www.galicia360.com/comarca-dos-ancares/piornedo-os-ancares.html
http://www.galice.net/Que_ver_esp/que_ver_en_ancares.htm
http://www.lugotur.com/montana.asp

lunes, 16 de marzo de 2009

Formigal 14-15 marzo'09

Fred, nuestro nuevo compañero de aventuras.


No se puede decir que la nieve fuera de buena calidad, pero el tiempo espectacular, quizá demasiado calor.

No mintáis, que esto de esfuerzo físico no tiene nada de nada.