No es posible encontrar una comarca más singular y diferente que la comarca de Os Ancares, situada en la frontera entre Galicia y León. La vida en ella transcurre vinculada inseparablemente al difícil y frondoso territorio que la define, con fuertes pendientes y una riqueza forestal sin igual, salpicado de infinidad de cientos de pequeños núcleos de población, más concentrados en la zonas montañosas y más extensos a medida que se suaviza la orografía; todos ellos próximos, cómo no, a las áreas de aprovechamiento agrícola y de silvicultura. Las cumbres míticas para la memoria de los aficionados gallegos y leoneses al montañismo, los valles amplios con paisajes revitalizadores, surcados por ríos y riachuelos en constante sinfonía, la arquitectura popular, los restos históricos, las escenas y el ritmo de la vida rural hacen de Ancares no sólo una reserva natural, sino un espacio para experimentar el valor de lo auténtico.
Por Doiras Volvamos al itinerario. Por la ruta baja, la que va por Doiras y Cela, nos encontraremos uno de los escasos monumentos de esta excursión. La Torre de Doiras, de propiedad privada y no visitable en la actualidad, es un típico castillo roquero cuya estampa domina y singulariza esta parte de la sierra. Data del siglo XV y perteneció a señorío de Diego Osorio. En este castillo – cuenta la leyenda – vivía la doncella Aldara que un día desapareció misteriosamente. Pasados los años, un día, su hermano Egas abatió, mientras cazaba, un magnífico ejemplar de ciervo. Como no podía cargarlo, le cortó una pata, la guardó en el zurrón y se fue en busca de ayuda. Cuando quiso demostrarle a su padre el tamaño de la pieza, la pata había cobrado la forma de mano y lucía un anillo de Aldara. Padre e hijo acudieron presurosos y comprobaron con horror que el animal abatido por una ballesta en el corazón había recobrado ahora la figura de la doncella. Un encantamiento la había convertido en una cierva. Cercana a Doiras encontramos la aldea de Vilarello da Igrexia, en donde algunos estudiosos han situado el origen de la familia de don Miguel de Cervantes Saavedra. De aquí sería originario el segundo apellido del genial autor de Don Quijote de la Mancha, cuyo capítulo treinta y nueve – considerado autobiográfico – comienza con estas palabras: “En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje...”. Contemplar recortados en el horizonte los picos más importantes de Os Ancares: Pena Rubia, Tres Bispos, Crono Maldito, Mustellar, Cuiña (el más alto) y Miravalles. Por Cervantes y Sete Carballos Si llegamos a Degrada por la ruta alta, pasaremos al alto de Sete Carballos, un punto ideal para contemplar recortados en el horizonte los picos más importantes de Os Ancares: Pena Rubia, Tres Bispos, Crono Maldito, Mustellar, Cuiña (el más alto, con 1987 m.) y Miravalles. En Degrada convergen, las dos carreteras y enseguida aparece Campa de Braña, un cruce de caminos custodiado por dos mesones. Punto obligado de refrigerio y avituallamiento a 1.178 m. de altura. Desde aquí parte la carretera a Piornedo y un ramal de un kilómetro que sube al albergue, buen sitio para comer y dormir barato. Estamos en idóneos puntos de arranque para excursiones a pie. En este caso es muy recomendable proveerse de mapas adecuados, algunos de los cuales pueden conseguirse en el propio albergue. El recorrido en coche desde Campa da Braña a Piornedo (18 Km) es tan bello como sinuoso. La carretera discurre por ambas laderas del pequeño valle del río Ortegal. A dos kilómetros y medio de Campa da Braña veremos un sendero a la derecha que sube a la cercana Campa de Barreiro, donde está la Fonte dos Namorados y donde se celebra la fiesta el tercer domingo de julio. En esta misma ladera del valle del Ortegal la carretera pasa, antes de llegar a la orilla del río, por el Abesedo de Donís, la zona en la que tenemos más posibilidades de vislumbrar una pita de monte (urogallo). Cruzando el río por Ponte de Vales en una bella zona boscosa, remontamos la otra ladera en busca de Donis y Piornedo. Las pallozas tenían la gran virtud de aprovechar al máximo el calor para afrontar los terribles fríos invernales de la montaña. Ninguna guía que se precie deja de contar el día que la aldea de Donís entró en la historia por la puerta grande. Fue en 1873, cuando, hartos de la humillación de tener que pagar impuestos siendo pobres, los vecinos encerraron en una cuadra al recaudador de impuestos, al tiempo que declaraban la República Independiente de Donís. El desahogo duró el tiempo que tardó la Guardia Civil en liberar al funcionario y restaurar la unidad del Estado. Curva pronunciada a la derecha y una subida acusada pone al viajero en Piornedo. Las pallozas
Piornedo no es la única aldea en la que quedan pallozas, pero sí la más famosa. Las pallozas son cabañas prerromanas habitadas al alimón por humanos y animales y que estuvieron en servicio hasta hace sólo diez años. La pobreza y simplicidad de hace unos años es ahora visitable por un precio simbólico. Alguna palloza se ha convertido en museo etnográfico y otras son mostradas por los vecinos. Se conservan tal cual, con los cachivaches que para el viajero estándar corresponden al tiempo de la abuela, pero para los habitantes de Os Ancares fueron medios de vida hasta ayer mismo. De estructura circular u oval, las pallozas tenían la gran virtud de aprovechar al máximo el calor para afrontar los terribles fríos invernales de la montaña. Ni siquiera se les habilitaba chimenea, porque se consideraba benéfico el humo de la lareira que, en todo caso, iba filtrándose por la cubierta vegetal. Únicamente los padres disponían de habitación independiente. Ahora Piornedo ofrece un hostal moderno y también cantina con alojamiento con categoría de turismo rural.
Desde Piornedo tenemos la opción de regresar por la misma ruta al punto de partida o contemplar el círculo propuesto al principio pasando por las aldeas (leonesas) de Suárbol y Balouta – también con pallozas – y después, siguiendo una bonita carretera por el cañón del río Balouta, salir a Rao y a Navia de Suarna, municipio de 2.000 habitantes que, desde hace décadas, viven bajo la espada de Damocles de un proyecto para construir un embalse, en cuyo caso el pueblo quedaría anegado. La foto de Navia ha de encuadrar su puente medieval, de gruesos muros, a los pies de lo que fue el castillo de los Altamira. Una sinuosa carretera une esta localidad con Becerreá (29 km) siguiendo el curso del río Navia, con numerosos cotos pesqueros y lugares para el paseo, si es que al cabo de una jornada tan intensa quedan ganas y fuerzas.
http://www.ancares.info/web/index.asp
http://www.galicia360.com/comarca-dos-ancares/piornedo-os-ancares.html
http://www.galice.net/Que_ver_esp/que_ver_en_ancares.htm
http://www.lugotur.com/montana.asp
1 comentario:
Sería genial ir por fin a los Ancares.
Creo que esta salida no solo hay que marcarla como alternativa, hay que incluirla en la agenda kiwi
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