jueves, 12 de agosto de 2010

Isla de Mijayima


Ya que se trata de un blog dedicado a la montaña sólo pondré fotos y comentarios de eso mismo, montaña y campo, aunque hay miles de fotos espectaculares del resto de Japón, pero eso queda para otro momento.





Teníamos prevista una visita a la Isla de Miyajima, muy cerquita de Hiroshima.

La isla entera está considerada como territorio sagrado (Miya: templo sagrado; jima: isla).Es la isla más sagrada de Japón, considerada por muchos monjes como un Dios en si. Vamos, la clásica isla volcánica del Pacífico llena de vegetación y muy recomendada por amigos que habían estado antes.



No teníamos pensado realizar un gran esfuerzo ese dia, ya que en teoría llegamos en ferry a la isla, dabamos un paseito por allí y volvíamos a Hiroshima a cenar. ¿Que pasa cuando dos de Móstoles llegan a Japón a una isla remota y ven un cartel que pone "distancia a la cumbre 3.5 km. y un desnivel de casi 600 mts."? Pues pasa que te olvidas del teleférico que te sube y sueltas la famosa frase de "no hay huevos!!", pues si, si que los hubo.



La ascensión empezó bien, tomamos una carretera que salía del pueblo, que por cierto está infectado de ciervos, igual que en Nara, que te siguen a todas partes, y se internaba en la montaña, un camino muy bien señalizado y en partes acotado por los lados con barandillas de troncos y medio alicatado, es decir, en los tramos de pendiente más escarpada habían hecho unas escaleras "seminaturales" con piedras y tablones. Para los que estamos acostumbrados a la montaña en España o Europa al principio se te hace raro porque parece demasiado artificial, pero por aquí debe ser siempre así, como vimos luego en el Mt. Fuji.





Una cosa fundamental en Japón es la climatología, si vas a subir al Mt. Fuji no varía demasiado con las condiciones de montaña en España gracias a la altitud, pero en una isla volcánica de sólo 600 mts de altitud, con un 90% de humedad y casi 40ºC es para tenerlo en cuenta.



A los diez minutos de subida empezamos a sudar como yo no he sudado en mi vida. El ascenso fue mucho más duro de lo que cualquiera de los tres pensamos en un principio, además que como no ibamos preparados no teníamos ni agua ni nada (llevavamos un par de botellines de na).


Esto si que es un "peting - hito", pero de verdad.



Las paradas se iban sucediendo cada vez más frecuentemente para recuperar el aliento. Por el camino sólo veíamos la vegetación de nuestro alrededor y algún japo alegre que bajaba de la cumbre a la que había subido en el teleférico, que por cierto cuesta 18 pavazos por barba!!!, lo que en un principio alentó las ganas de subir a pie, pero en ese momento yo hubiera pagado 50 € por que me llevarán como fuera.







La parte final de la subida es la que más merece la pena, llegamos a un templo muy chiquitito, pero que esta mjuy chulo enclavado en lo alto de la montaña, aunque siendo sinceros, lo que más nos gusto es que tenían un pequeña nevera con botellitas de agua, y que costaban "la voluntad", así que nos hinchamos a agua (acabamos todas las botellas) a un precio muy razonable (no olvideis que estamos hablando de dos mostoleños). Después de un largo descanso recobrando fuerzas y bebiendo mogollón empezamos el último tramo de ascensión, unos 600 mts, pero mucho más agradecidos a la vista, ya que por fin teníamos vistas de la bahía de Hiroshima y de un montón de islas pequeñitas que rodean a Miyajima. Como dos horas y media o tres después de la salida hicimos cumbre.




En lo alto de la cumbre nos recreamos con el paisaje y con la sensación de relax después de todo esfuerzo montañero, pero como este pais es así, cuando mejor estábamos tirados en lo alto de las piedras, vovió a cambiar el tiempo y entraron nubes cargaditas de agua desde el mar. El problema de mojarnos ya daba un poco igual, porque estabamos chorreando de sudores. El mayor problema era la bajada en sí y la lluvia que no ayuda a nuestras maltrechas rodillas.




La mayor tormenta nos pilló cuando pasabamos por este templo (no recuerdo el nombre, con la que estaba cayendo no podiamos sacar guias ni nada), que era realmente bonito.





Finalmente, con más cansancio que gloria acabo nuestra excursión por Miyajima con una espectacular cena en Hiroshima (la mejor de todo el viaje)


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